jueves, 27 de agosto de 2009

No hay ventura ni desgracia en el mundo, sino la comparación de un estado con otro, he ahí todo.
Sólo el que ha experimentado el colmo del infortunio puede sentir la felicidad suprema. Es preciso haber querido morir, amigo mío, para saber cuán buena y hermosa es la vida.

Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que hasta el día en que
Dios se digne descifrar el porvenir al hombre,
toda la sabiduría humana estará resumida en dos pala­bras: ¡Confiar y esperar!

Edmundo Dantes, Conde de Montecristo

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